miércoles, 7 de enero de 2009

Generaciones recientes/libros 2008 en La Vanguardia

La literatura de las recientes generaciones de autores se atomiza y diversifica
Los libros publicados en 2008 dibujan un prometedor panorama para una serie de narradores


Tienen relevo los Enrique Vila-Matas, Javier Marías o Quim Monzó? La respuesta es obvia: sí. En primer lugar porque siempre hay un nuevo orden que sustituye y se solapa con el anterior. Y, en segundo, porque los libros publicados en este 2008 que se acaba dibujan un prometedor panorama para una serie de narradores. En este reportaje nos ocupamos tan sólo de aquellos autores nacidos a partir del año 1968, y prestamos atención, sobre todo, a sus últimas obras. En castellano, destacan con luz propia los nombres de Ricardo Menéndez Salmón, Isaac Rosa y Juan Gabriel Vásquez. En catalán, hay que citar a Najat el Hachmi, Llucia Ramis y Francesc Serés. En general, todos ellos suelen abominar de encasillamientos. Hace algunos años, surgió en la literatura catalana el grupo de los imparables, que incluso suscribieron un manifiesto. Hace dos años, hizo fortuna el término generación Nocilla a raíz de la novela de Fernández Mallo. El momento actual se caracteriza por su diversidad y porque muchos autores tienen blogs, los nuevos cafés literarios.

Arrepentíos. Sin duda, en la narrativa en castellano este ha sido el año de los que el crítico J. A. Masoliver Ródenas califica como "los apocalípticos": Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971), que ha publicado El derrumbe,e Isaac Rosa, autor de El país del miedo. "Ambos nos hablan - explica Masoliver-del derrumbe de la sociedad contemporánea, de que el mundo se hunde, y que los ordenadores, el miedo y las amenazas a la privacidad nos dominan". Menéndez Salmón sitúa a un monstruo en una población mediterránea, mientras que Rosa establece un catálogo de los miedos contemporáneos.

El aroma de lo clásico. Toda clasificación es correosa y tendente a rechinar. Sin embargo, alguien tiene que hacer el trabajo sucio. En su ensayo La luz nueva,Vicente Luis Mora simplifica taxonomías y divide a los escritores jóvenes en tres grupos. En "los narradores tardomodernos, que repiten las estructuras tradicionales o clásicas" entrarían Juan Manuel de Prada, Espido Freire o Marcos Giralt Torrente. Y se opondría a la línea destroyer (narrar juergas y excesos) que en su día encarnó José ÁngelMañas.

Los posmodernos. El segundo grupo lo formarían, prosigue Mora, "los posmodernos, donde yo incluyo a Javier Calvo (Barcelona, 1973) o Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976). Sus estructuras son un poquito más experimentales, narran de una forma fragmentaria en sintonía con el lenguaje del cine y la televisión, en unas historias en las que las tramas y los personajes andan más disueltos". Algunas obras del cacereño Julián Rodríguez (Ceclavín, 1968) se ajustan como un guante a la definición. El Mundo maravilloso de Calvo es digno de mención, así como El Dorado de Cantavella, una visión crítica de las aberraciones urbanísticosociales del Mediterráneo.

Fiebre digital. Mora habla finalmente "de los narradores pangeicos, que tienen una preocupación por lo digital y las nuevas tecnologías, más arriesgados que los posmodernos: Javier Fernández, Jorge Carrión..." Gabi Martínez (Barcelona, 1971) pertenecería a este último grupo si atendemos a Ático,novela ambientada en un videojuego, pero al primero, el más clásico, si nos referimos a sus dos últimas obras, la conradiana Sudd y el libro de viajes Los mares de Wang.

Audacia controlada. Experimentando, sin exagerar, tenemos a José María Pérez Zúñiga (Madrid, 1973), en cuyo Rompecabezas a un parado se le aparece un hada que le conmina a buscar a su padre desaparecido. O al Ignasi Ribó (Barcelona, 1971) de Polifemo. En catalán, los casos más claros son Anna Carreras (1977), autora de Tot serà blanc, y Martí Sales (1979) con Dies feliços a la presó.

A la caza del best-seller. Otro grupo claro es el de los autores que apuntan al best-seller global. El astro, sin discusión, es Javier Sierra (Teruel, 1971), autor de La cena secreta, cuyas obras se venden por centenares de miles de ejemplares. A destacar la irrupción de Francesc Miralles (Barcelona, 1968), autor de La profecía 2013, a quien hay que añadir Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) con El mapa del tiempo. En catalán, destaca Martí Gironell (Besalú, 1971), autor de dos novelas que utilizan hechos de la historia de Catalunya: El pont dels jueus y La venjança del bandoler.

Género abierto. En la narrativa de género, citemos la apuesta policiaca de Mercedes Castro (Ferrol, 1972) en Y punto, y, en catalán, la irrupción de Marc Pastor (Barcelona, 1977) que, en La mala dona, rescata un truculento caso verídico sucedido en Barcelona. Gerard Guix (Vic, 1975) ha sorprendido con la novela Dia de caça, un thriller rural con ecos de Saura.O la ciencia ficción de Federico Fernández Giordano (Montevideo, 1977), último ganador del premio Minotauro.

Sentido y sensibilidad. Andrés Barba (Madrid, 1975) es otro de los nombres destacados. Acaba de publicar una novela cortísima, Las manos pequeñas,en la que, a decir de Masoliver, "hace un planteamiento de literatura sutil, de relaciones humanas, un poco perverso, creando atmósferas entre Lewis Carroll y Nabokov".

Personajes reales. Mezclar datos históricos y realidad, personajes reales y de ficción, es la vía que utilizan Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) en La suite de Manolete,Harkaitz Cano (Lasarte, 1975) en El filo de la hierba y Miguel Barrero (Oviedo, 1980) en Los últimos días de Michi Panero,con, respectivamente, Manolete, Hitler y el diletante Michi Panero como artistas invitados.

Derrotados. El cineasta David Trueba (Madrid, 1969) parte, en la novela Saber perder,de cuatro personajes a los que la vida golpea para reivindicar el valor de las derrotas. Y Manuel Pérez Subirana (Barcelona, 1971) aborda el absurdo de la vida en Egipto, a partir del chusco suicidio de un seguidor de la selección egipcia.

La América clásica. Si los latinoamericanos aportaron, en los años del boom, el frescor del atrevimiento, ahora parece que son ellos los que refuerzan el lado clásico de la novela. En palabras de Masoliver, "no tienen miedo de abordar proyectos más ambiciosos". Dos son los nombres más remarcables: Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) y Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973). Masoliver ve en el primero "una marca de la tradición de Vargas Llosa" y en el segundo "ecos conradianos".Asimismo, Javier Argüello (Santiago de Chile, 1972) hurga, en El mar de todos los muertos,en la identidad y la naturaleza de la ficción. Lucía Lijtmaer (Buenos Aires, 1977) se aventura en el género poético y la rompedora Wendy Guerra (La Habana, 1970), en Nunca fui Primera Dama ofrece la historia de una madre y una hija en Cuba. Matías Néspolo, Pablo Manzano o Rodrigo Díaz Cortés son más nombres de futuro.

La cultura pop. Kiko Amat (Sant Boi, 1971) es un autor influido por los fanzines, Londres, la televisión... El año pasado publicó Cosas que hacenBUM.Edgar Cantero (1981) también llena su novela Dormir amb Winona Ryder de referencias a la cultura pop y audiovisual. Habría vinculaciones entre este último grupo y el movimiento Nocilla,cuyo teórico de cabecera es Eloy Fernández Porta (Barcelona, 1974), quien acaba de publicar el ensayo Homo Sampler,y que es promotor de la etiqueta afterpop. Masoliver cree que "esta gente produce mucho ensayo, han creado una reflexión generacional sobre la novela".

Lo breve y bueno. En el género del cuento, hay que saludar el debut de Sònia Hernández (Terrassa, 1976), con Los enfermos erróneos y la aportación de Espido Freire, El trabajo os hará libres.Pilar Adón (Madrid, 1971) nos habla en sus Viajes inocentes de la gente que se quiere ir a otro lado, En catalán, destaca Pere Guixà (1973) y recientemente se han revelado Borja Bagunyà (1982) y el leridano Enric Pinyol (1972), con sus cáusticos cuentos en Recursos humans.

El nuevo periodismo. Entre los reporteros que demuestran que este oficio puede tener más que ver con la buena literatura que con los insulsos comunicados oficiales podemos citar a Luis Benvenuty (Salamanca, 1974), que en Mudanzas radiografía la emigración del extrarradio barcelonés. O aÁlvaroColomer (Barcelona, 1973), cuyo Guardianes de la memoria rastrea los estigmas que han marcado cinco lugares de Europa: Gernika, Chernobil, Transilvania, Lourdes y Auschwitz. O a Ricard Ruiz Garzón (Barcelona, 1973), quien en Esquizo bucea en las profundidades de la esquizofrenia. O la rompedora - a lo gonzo-Gabriela Wiener (Lima, 1975), quien en sus Sexografías se ha lanzado sin red al abismo de las costumbres sexuales de nuestros días. Sin salirnos del tema, Hernán Migoya (Ponferrada, 1971) ha escrito la biografía de la stripper Chiqui Martí, y David Barba (Barcelona, 1973) publicará en abril Cien españoles y el sexo, unas entrevistas intergeneracionales. Y, en la sobrecogedora Amarillo,Félix Romeo reconstruye la biografía de su amigo Chusé Izuel, que se suicidó en Barcelona. En catalán, está el caso del periodista Xavier Gual (1973), que trazó en Ketchup un ácido retrato de la juventud.

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1 comentario:

Luis López dijo...

Te escuché el pasado sábado en Radio 3. Me gustaron mucho tus comentarios. Compraré el libro. Saludos y mucha suerte.