Fui a la inauguración del nuevo local de la librería La Central, en el Museo de Historia de la Ciudad, en plena calle Llibretería, en el Gótico. Mi misión era hablar con el dueño de La Central para un reportaje que estoy preparando para Gatopardo. La velada fue demoledora para el ánimo. Me tuve que encajar dos horas de discursos. Tres historiadores leyendo sin parar. Por suerte, cada vez que inauguran una nueva Central invitan a Enrique Vila-Matas, tanto así que para el escritor ser invitado a presentar locales de la Central se ha vuelto una superstición y tiembla cuando no lo invitan. Nos reímos un poco. Al término del acto le dije a Llu Ramis, que tiene una columna llamada Plexiglàs sobre la society literaria, que me acompañara a regalarle mi libro. Le di un ejemplar y cortesmente me pidió que se lo firmara. Vila Matas lo abrió en la página en blanco que hay antes de la página que lleva impreso el título y el nombre del autor. Yo estaba a punto de pergeñar mi dedicatoria cuando Llu, que acaba de publicar novela y que tiene muy fresco el tema, me hizo notar que uno debe firmar libros en la página siguiente, la del título y el nombre, que se llama algo así como "la página noble". Entonces Vila-Matas explicó que él firmaba sus libros en la primera página porque no tenía ninguna nobleza y porque así tenía más espacio para dibujar. Yo entonces volví a la página en blanco y escribí: "Para Enrique, en su página favorita". Luego nos lanzamos sobre el jamón de bellota sin nobleza alguna.
martes, 17 de junio de 2008
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